La Fundación BBVA ha publicado su Estudio Europeo de Valores 2019. La prensa ya se ha hecho eco. El Mundo destaca que somos un país “bambi”: buenista, progresista, solidario y moderadamente escorado a la izquierda. El País hace hincapié en la desafección de los españoles con sus políticos e instituciones. Bla, bla, bla. Lo que la prensa apenas destacará es el bajo y pobre nivel de implicación de nuestros indignados patrios en la esfera pública, incluso si esta no es necesariamente política.
1. El español es más contestatario que constructivo. En España la gente se implica en política a través de huelgas y manifestaciones más que en ningún otro país. Recurrimos menos a la militancia de partidos o a la participación en campañas o actividades estructuradas que buscan formular o promover propuestas concretas.
2. El español es gregario pero no asociativo. Los españoles, a pesar de puntuar alto en solidaridad, compasión y sociabilidad, somos mucho más reacios a formar parte de asociaciones y organizaciones, sean políticas o no. Esto es un indicador del pobre capital social de un país que a su vez es causa de subdesarrollo político-económico.
3. Los españoles leemos poca prensa escrita. Somos, junto a los italianos, los que menos nos informamos de manera estructurada y ordenada a través de la prensa escrita. Leemos diarios con menos frecuencia que los alemanes y franceses y preferimos más la TV (gente mayor) y las redes sociales (gente joven)
Pericles ya nos advirtió que el hecho de que no tengas interés en la política no significa que los políticos no tengan interés en ti. Pero ¿y si el desinterés va más allá de la política porque existe una abdicación generalizada de la responsabilidad cívica? No sorprende si resulta que además …
4. Los españoles le atribuye al estado toda la responsabilidad para proveer. Y esto lo piensa tanto gente de derechas como de izquierdas. Quizás contar con “el estado más antiguo de Europa” ha hecho que nos encariñemos con él hasta un punto mórbido.